Lo que más aprendí en esta sección es que las empresas no son responsables de nuestro éxito profesional. Este aprendizaje resulta muy cierto, ya que con frecuencia tendemos a culpar a factores externos —como la organización en la que trabajamos— por nuestras metas no alcanzadas. Si bien las empresas pueden ofrecer oportunidades de crecimiento y desarrollo, somos nosotros quienes debemos asumir la responsabilidad de establecer estrategias personales que nos permitan cumplir nuestras propias expectativas y objetivos profesionales.