Tener un propósito claro no significa estar motivado todo el tiempo. Es normal sentir altibajos, y contar con personas que nos ayuden a reflexionar puede marcar la diferencia.
El propósito no es algo fijo: puede evolucionar, adaptarse y transformarse según nuestras experiencias y deseos. Cambiar el enfoque profesional es parte del crecimiento.
Seguir revisando, ajustando y mejorando es parte del camino hacia una vida con sentido.