Los valores personales no solo influyen en lo que sentimos y pensamos, también guían nuestro comportamiento en la sociedad y nuestras decisiones éticas. A veces sabemos lo que es correcto, pero elegimos otra cosa, y en esos momentos vale la pena preguntarnos si estamos actuando en contra de nuestros propios valores.
Tener claridad sobre nuestros valores es clave, porque ellos marcan lo que nos motiva y, en consecuencia, cómo actuamos. Cuando tenemos bien definidos nuestros valores, es más fácil mantenernos coherentes y tomar decisiones alineadas con lo que creemos.
Por eso, es importante tener presentes nuestros valores en todos los espacios de nuestra vida: en casa, en el trabajo y en la comunidad. Son una guía constante para vivir con más sentido y coherencia.