Lucas vivió una evolución natural en su camino: al sentirse estancado, entendió que su propósito podía crecer junto con él. Al ampliar su visión y sumar personas con valores similares, transformó su propósito individual en uno colectivo, más fuerte y con mayor alcance. Esta experiencia le enseñó que el propósito no es estático, sino dinámico, y puede adaptarse a nuevas etapas, desafíos y sueños. Al colaborar, diversificar habilidades y crear comunidad, Lucas logró expandir su impacto y renovar su motivación. El propósito evoluciona, como nosotros.