Una de las ideas principales fue reflexionar sobre el propósito, que entendí como aquello que le da sentido a lo que hago. Es algo que va más allá de cumplir tareas o alcanzar metas externas: tiene que ver con lo que realmente me mueve, con mis valores, con lo que me importa de verdad. Para mí, el propósito es conectar lo que soy con lo que hago.
Aprendí que descubrir mi propósito no solo me ayuda a conocerme mejor, sino que también me da claridad para alinear mi vida personal con la profesional. Cuando sé lo que me motiva y lo que valoro, puedo trabajar con más sentido, tomar decisiones con más confianza y avanzar hacia objetivos que me hagan sentir realizado.
En resumen, entendí que tener un propósito claro no es solo una meta, sino una guía para vivir y trabajar con más intención y felicidad.