Las competencias se pueden dividir en dos categorías principales:
Competencias técnicas (hard skills): Son las habilidades específicas y conocimientos necesarios para realizar tareas concretas en un campo profesional. Estas competencias suelen adquirirse a través de la educación formal, la formación y la experiencia práctica. Ejemplos incluyen el dominio de lenguajes de programación como HTML y JavaScript, el uso de herramientas como Visual Studio Code, y conocimientos específicos en áreas como la contabilidad o la ingeniería.
Competencias de comportamiento (soft skills): Son habilidades interpersonales y rasgos de comportamiento que facilitan la interacción efectiva y armoniosa con otros. Estas competencias son esenciales para el éxito en cualquier entorno laboral, ya que afectan la capacidad de trabajar en equipo, liderar, comunicarse y resolver conflictos. Ejemplos incluyen la empatía, la comunicación efectiva, la capacidad de trabajar en equipo, y el liderazgo.
Ambos tipos de competencias son cruciales para el desarrollo profesional y personal. Mientras que las competencias técnicas te permiten realizar tareas específicas, las competencias de comportamiento te ayudan a interactuar y colaborar eficazmente con los demás.