En general, me cuesta mucho trabajo asumir que el aprendizaje tiene una estructura y es que, muchas veces se asume (equivocadamente) que esa cualidad humana es repetible y reproducible bajo las mismas circuntancias en todas las personas. Para mi gusto, la zona de confort en realidad es completamente circunstancial, pues de facto solamente se puede asumir en individuos que tienen un bienestar material y social. Me gustaria asumir que el aprendizaje tiene que ver con una raíz más lúdica, es decir, con las herramientas intelectuales que desarrollamos en nuestra primera infancia o de ser posible, en posteriores etapas de nuestra vida, es que nosotros tenemos la capacidad de resolver problemas a los que nos enfrentamos, ya sean sociales, laborales y otros. Es como por instancia, muy pocas personas toman en cuenta que los trabajadores de cuello blanco (inclusive aquellos que se dedican a los rubros STEAM) ocupan pocas veces matemática de alto nivel (cálculo, algebra lineal, topología) pues los problemas en los que se desenvuelven usualmente son de ámbito gerencial o cuentan con herramientas para facilitar dichos cálculos. En cambio, trabajadores de cuello azul (herreros, mecánicos, hojalateros,...) requieren de habilidades matemáticas de alto nivel para satisfacer las demandas de su trabajo (curvas de nivel para generar el ensamblaje de una estructura metálica, máximos y mínimos locales para garantizar el ajuste de carrocerias, flujos, torcas y potencias para garantizar el funcionamiento adecuado de un motor). Es decir, aquellos trabajadores que hacen uso diario de la matemática, no lo hacen bajo un entorno estrictamente teórico, sino que intuitivamente generan dichos conocimientos a través de la experiencia, más allá de que hayan salido de su zona de confort, es la garantía de ser un trabajador competente.
