Hace 5 años, la habilidad fundamental para conseguir empleo era dominar la programación de forma sólida y, en la mayoría de los casos, especializarse profundamente en un solo lenguaje. Por ejemplo, un desarrollador que dominara únicamente Java o PHP podía encontrar empleo sin necesidad de abarcar otras tecnologías. La expectativa era que el profesional conociera su lenguaje a fondo, con experiencia en buenas prácticas y patrones de diseño, y que ese conocimiento fuera suficiente para integrarse en un equipo.
Hoy en día, ya no basta con dominar un único lenguaje, ahora las empresas esperan que el desarrollador tenga un perfil más versátil y que pueda desenvolverse tanto en frontend como en backend, lo que implica manejar varios lenguajes de programación como JavaScript, TypeScript, Python, Java o C#, además de comprender cómo integrarlos en entornos de trabajo reales. Asimismo, las herramientas y metodologías que antes eran opcionales ahora son prácticamente obligatorias como Git y plataformas como GitHub o GitLab, el manejo de frameworks y librerías modernas como React, Angular, Vue, Django o Spring Boot, ademas la nube y plataformas como Azure DevOps, AWS o Google Cloud.
Otro cambio es la Inteligencia Artificial en el flujo de trabajo. Herramientas como ChatGPT, Copilot (modelos de IA generativa) están optimizando la escritura de código, el análisis de datos y la gestión de proyectos, lo que significa que los desarrolladores deben aprender a trabajar junto con la IA y no verla solo como un accesorio, sino como un aliado estratégico. Además, se valora cada vez más la capacidad de adaptarse rápidamente a nuevas tecnologías, aplicar buenas prácticas de ciberseguridad y trabajar de manera colaborativa bajo metodologías ágiles y una cultura DevOps.
