Hace 5 años, la usabilidad se centraba principalmente en hacer aplicaciones funcionales y visualmente atractivas. Hoy en día, esto ya no es suficiente: la inclusividad y la accesibilidad digital son esenciales. La capacidad de crear interfaces accesibles para personas con discapacidades visuales, motoras o cognitivas ha pasado de ser un “extra” a una expectativa básica.
En mi mercado laboral, está cambiando la forma en que se diseñan las aplicaciones: ahora se exige que sean inclusivas desde el principio, con estándares como WCAG (Web Content Accessibility Guidelines). Además, la diversidad de dispositivos y la necesidad de experiencias consistentes también están impulsando el enfoque en el diseño responsive y adaptativo.
Puntos de estudio clave ahora incluyen:
- Diseño inclusivo y accesibilidad: Aprender a implementar estándares WCAG y pruebas de accesibilidad con herramientas como Lighthouse o Axe.
- Experiencia centrada en el usuario (UX): Métodos de diseño empático que incluyan a todos los grupos de usuarios.
- Internacionalización y localización: Para garantizar que las aplicaciones funcionen bien en diferentes idiomas, culturas y contextos.
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