Nuestra corteza prefrontal es la zona del cerebro encargada de la concentración, la claridad y el asimilar nuevos conocimientos al propiciar nuevas conexiones neuronales. Existe una teoría que defiende que la mejor manera de aprender y reforzar la capacidad de la corteza prefrontal, es haciendo aquello que nos cuesta trabajo o causa dolor: levantarnos temprano para salir a correr, hacer ejercicio, leer ese libro pendiente, ducharnos con agua helada, practicar el idioma que deseamos aprender, poner en práctica los conocimientos de ese nuevo lenguaje de programación.
Lo anterior nos da una idea de la similitud que existe con la teoría del Flujo, en la que pasamos por distintos eventos emocionales o fases de conciencia mental; cada una con su propia dificultad. Entiendo que si no somos capaces del llegar al estado de Flujo, por más que nos esforcemos o aparentemos hacer las cosas, solo serán respuestas mecanizadas y por inercia. Cómo si leyeramos sin comprender lo que leemos. Asimilar el conocimiento exige de nosotros esa capacidad para fluir en el presente, sin perder de vista el o los objetivos que nos han llevado a desear aprender o desarrollar una nueva habilidad.
