El mindset fijo se basa en la creencia de que las habilidades y talentos son innatos e inmutables, lo que lleva a evitar desafíos por miedo al fracaso y a sentirse limitado ante los errores. Por otro lado, el mindset de crecimiento parte de la idea de que las habilidades pueden desarrollarse con esfuerzo, aprendizaje y perseverancia. Este enfoque fomenta la resiliencia, la búsqueda de desafíos y la valoración del proceso de aprendizaje, viendo los errores como oportunidades para mejorar. Adoptar un mindset de crecimiento nos permite superar barreras, ser más adaptables y avanzar hacia nuestras metas con mayor confianza y motivación.
