Esta última parte del curso me hizo reflexionar profundamente sobre lo que realmente sostiene el aprendizaje en el tiempo. Antes pensaba que solo necesitaba motivación, pero ahora sé que la clave está en la disciplina, la constancia y en construir una rutina que respete mi estilo personal.
Identifiqué que la procrastinación muchas veces surge cuando no tengo claridad en mis metas, así que empecé a usar el método SMART para volver mis objetivos más concretos y alcanzables. Además, dividir el contenido en chunks o bloques pequeños hizo que el estudio se sintiera más ligero y progresivo.
Algo que no esperaba fue descubrir el impacto de las actividades físicas en mi concentración y energía. Incorporar caminatas y pausas activas ha mejorado mi enfoque notablemente.
Y para organizarme mejor, empecé a usar herramientas como temporizadores y agendas digitales, que me ayudan a sostener mis hábitos sin perder el ritmo.
