- Trabajo en equipo, como saber delegar funciones y confiar en los miembros.
- Mejorar en la planificación de actividades, es decir descomponer de actividades grandes a pequeñas actividades.
- No buscar objetivos muy alejados de la realidad
Durante mi primer trabajo, tuve que enfrentar un proyecto con plazos ajustados y un equipo con habilidades variadas. Me sentí abrumado por la responsabilidad y el miedo a fallar, lo que me dejó atrapado en la zona de estrés. La falta de confianza en mi capacidad para gestionar el proyecto, así como mi falta de experiencia en la comunicación efectiva con el equipo, me impidieron avanzar hacia la zona de aprendizaje.
Tres actitudes diferentes para la próxima vez:
Adoptar una mentalidad de crecimiento: Reconocer que puedo aprender de los errores y mejorar con el tiempo, en lugar de esperar ser perfecto desde el principio.
Comunicación efectiva: Establecer expectativas claras, dar retroalimentación constructiva y fomentar un ambiente de trabajo abierto y colaborativo, en el que los miembros del equipo se sientan cómodos compartiendo sus preocupaciones y sugerencias.
Buscar apoyo y recursos: No tener miedo de pedir ayuda a colegas, mentores o superiores cuando sea necesario, y aprovechar los recursos disponibles, como cursos de formación y talleres, para adquirir nuevas habilidades y conocimientos.