Recuerdo una ocasión en la que un servidor de carpetas compartidas (smb) dejó de funcionar en plena jornada laboral y varias áreas de la empresa quedaron bloqueadas. Yo era la responsable de soporte en ese turno y, aunque sabía cómo reiniciar servicios básicos, el fallo estaba relacionado con permisos de red y control de usuarios en Active Directory, algo que no dominaba del todo en ese momento. Lo que más me dejó atrapado en la zona de estrés fue la presión de los usuarios esperando una solución inmediata, mi miedo a empeorar la situación y la sensación de que debía resolverlo solo, sin molestar a mis compañeros de mayor experiencia.
