Recuerdo una vez en la universidad cuando tenía que exponer un tema frente a toda la clase, era sobre redes y ciberseguridad básica. Aunque sabía el contenido, me sentí paralizado. Me temblaban las manos, se me secó la boca y olvidé todo lo que había practicado.
Lo que me atrapó en la zona de estrés no fue solo el miedo a equivocarme, sino la idea de ser juzgado, de “quedar mal”. Me preocupaba más cómo me iban, me exigí perfección y no me permití ni un error. Eso me bloqueó
Las 3 actitudes que puedo manejar para la próxima vez es
- Aceptar que equivocarse es parte del proceso.
- Practicar sí, pero también confiar en mí, en lo que sé
- En lugar de pensar en "que van a decir de mí”, enfocarme en “que puedo aportar”
