Recuerdo una situación durante una capacitación técnica en un nuevo empleo, donde tenía que aprender a usar un sistema complejo en poco tiempo. Me sentía presionado porque todos los demás parecían avanzar más rápido que yo. Empecé a dudar de mis capacidades, me costaba concentrarme y temía hacer preguntas por parecer poco competente. Esa combinación me dejó atrapado en la zona de estrés: no podía avanzar ni aprender de forma efectiva.
¿Qué me dejó atrapado en la zona de estrés?
Compararme constantemente con los demás.
Miedo al error y a ser juzgado.
Falta de pausa para reflexionar o pedir ayuda.
Tres actitudes diferentes que puedo tener la próxima vez para avanzar hacia la zona de Aprendizaje:
Aceptar que cada persona tiene su ritmo de aprendizaje → En lugar de compararme, enfocarme en mi propio progreso.
Tomar los errores como parte del proceso → En vez de evitar equivocarme, ver cada error como una oportunidad para entender mejor el contenido.
Pedir ayuda y usar los recursos disponibles sin vergüenza → Hacer preguntas, conversar con otros y apoyarme en el equipo para salir más rápido del bloqueo