Me quedé atrapado en la zona de estrés porque:
Me preocupé demasiado por el resultado final y perdí de vista el proceso de aprendizaje. No me preparé adecuadamente y sentí que no tenía el control de la situación. Me comparé con mis compañeros y me sentí inferior o menos capaz. Para evitar cometer los mismos errores y salir rápidamente de la zona de estrés la próxima vez, puedo adoptar las siguientes actitudes:
Centrarme en el proceso de aprendizaje, en lugar de en el resultado final. Debo preocuparme por mejorar cada vez que haga una presentación y no sentirme frustrado si los resultados no son los esperados. Prepararme adecuadamente para la presentación. Debo practicar mis habilidades de presentación y planificar mi discurso con anticipación. Esto me dará confianza y me permitirá sentir que tengo el control de la situación. Evitar compararme con mis compañeros. Debo recordar que todos tenemos habilidades y debilidades diferentes y que yo también tengo algo que aportar. En lugar de compararme, debo enfocarme en mi propio progreso y en cómo puedo mejorar.