En mi experiencia, la zona de confort es como un doble filo; ya que puede ser un lugar o estado de tranquilidad y es acogedo, pero puede convertire en una trampa en donde nos podemos ver envueltos en la rutina y se nos dificulta crecer y evolucionar.
La monotonía puede resultar en falta de desafios y de la misma forma nos podemos encontrar sin metas que nos hagan seguir adelante, es por esto que cada reto que se presente en el día a día debe ser asumido como una oportunidad para crecer y salir de la zona de confort.