Cuando una persona se encuentra dentro de su zona de aprendizaje, experimenta un equilibrio óptimo entre el desafío y la competencia, lo que favorece la retención de información y el desarrollo de habilidades. Si la tarea es demasiado fácil, puede resultar aburrida y no generará un aprendizaje significativo. Por otro lado, si es demasiado difícil, puede llevar a la frustración y desmotivación.