Específico (S): Define tus metas de manera clara y precisa. Cuanto más específicas sean, más fácil será diseñar estrategias para alcanzarlas. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero aprender a programar”, podrías decir “quiero dominar Python y crear una aplicación web”. Medible (M): Asegúrate de que tus metas sean cuantificables. Esto te permitirá evaluar tu progreso. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero mejorar mis habilidades de programación”, podrías decir “quiero resolver al menos 10 problemas de algoritmos cada semana”. Alcanzable (A): Sé realista sobre lo que puedes lograr. Considera tus recursos, habilidades y limitaciones. Por ejemplo, si eres un programador junior, no te propongas crear una aplicación compleja desde cero. En cambio, podrías decir “quiero contribuir a un proyecto de código abierto”. Relevante ®: Asegúrate de que tus metas estén alineadas con tus intereses y objetivos a largo plazo. Por ejemplo, si deseas trabajar como desarrollador web, una meta relevante podría ser “quiero aprender HTML, CSS y JavaScript”. Con plazo (T): Establece un plazo para alcanzar tus metas. Esto te ayudará a mantenerte enfocado y motivado. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero aprender a programar”, podrías decir “quiero completar un curso de programación en tres meses”.