Este aprendizaje me hizo pensar en la importancia de vivir con intención y no quedarme como espectador de mi propia vida. Ser protagonista implica hacerme preguntas clave en cada área que realmente importa: mi salud, mi familia, mi crecimiento personal y espiritual. A veces se trata solo de identificar una acción concreta que marque la diferencia, y comprometerme con ella. Porque al final, mi enfoque define mi realidad. Y si puedo mejorar aunque sea un poco cada día, ya estoy avanzando.