Últimamente estuve profundizando en la Taxonomía de Bloom, una herramienta que clasifica los niveles de pensamiento que usamos al aprender. Me ayudó a entender mejor cómo estudio y cómo puedo organizarme para aprender de forma más efectiva.
La taxonomía se divide en seis niveles: recordar, comprender, aplicar, analizar, evaluar y crear.
Cada uno requiere estrategias distintas, y descubrirlas me permitió armar una rutina de estudio más completa.
En el nivel de recordar, uso listas, tarjetas de repaso (flashcards) o repito conceptos en voz alta.
Para comprender, me ayudan los resúmenes, los mapas mentales o explicarle el contenido a alguien.
En aplicar, intento hacer ejercicios prácticos o resolver casos reales.
Cuando quiero analizar, comparo ideas, hago esquemas y me pregunto por qué sucede lo que estoy estudiando.
En evaluar, me gusta reflexionar, debatir o tomar postura frente a un tema.
Finalmente, crear es generar algo nuevo: puede ser un esquema propio, una propuesta o una presentación.
A partir de esto, armé un cronograma semanal que me organiza así:
Lunes: recordar
Martes: comprender
Miércoles: aplicar
Jueves: analizar
Viernes: evaluar
Sábado: crear
Domingo: repaso general
Esta estructura me ayuda a mantener un equilibrio entre estudiar, entender, practicar y también ser creativa con lo que aprendo.
Siento que estoy aprovechando mucho mejor mi tiempo y sobre todo, aprendiendo de forma más consciente.