Los rasgos de la Gestión Tradicional que se pueden identificar:
Jerarquía rígida: Existe una estructura jerárquica donde las decisiones y la autoridad se concentran principalmente en la administración, limitando la participación del alumnado en la toma de decisiones.
Comunicación unidireccional: La comunicación se da principalmente de la administración hacia el alumnado, y la retroalimentación es tardada o limitada. No se promueve un diálogo abierto y activo entre ambas partes.
Procesos burocráticos: Los procesos como la organización de materias o la apertura de nuevos cursos o programas son lentos y requieren de trámites y aprobaciones prolongadas.
Centralización del poder: La administración tiene un control centralizado sobre las decisiones y la gestión de la universidad, lo que limita la autonomía y la participación de los estudiantes en la toma de decisiones académicas.
Resistencia al cambio: Existe una tendencia a mantener las prácticas tradicionales y a resistirse a la adopción de nuevas ideas, métodos o tecnologías que podrían mejorar la calidad de la educación.
Estos rasgos de la Gestión Tradicional pueden tener una influencia negativa en los resultados esperados dentro de la universidad. Pueden resultar en una falta de participación activa del alumnado, una comunicación ineficiente y una burocracia excesiva, lo que puede limitar el desarrollo y el progreso de la institución.
Para mejorar este escenario, se pueden considerar las siguientes acciones:
Fomentar la participación estudiantil: Promover espacios y canales de comunicación que permitan a los estudiantes expresar sus ideas, opiniones y sugerencias, y que estas sean tomadas en cuenta en la toma de decisiones.
Mejorar la comunicación y la retroalimentación: Establecer mecanismos más ágiles y efectivos para recibir y responder a la retroalimentación de los estudiantes, como encuestas, reuniones abiertas o buzones de sugerencias.
Agilizar los procesos administrativos: Simplificar y agilizar los procedimientos burocráticos para la organización de materias, apertura de cursos y otros trámites, de manera que los estudiantes no se vean limitados por demoras y puedan acceder a la educación de manera más eficiente.
Fomentar la descentralización y la participación: Delegar responsabilidades y empoderar a los estudiantes para que participen en comités académicos, grupos de trabajo o proyectos específicos, permitiendo así que tengan un rol activo en la gestión de la universidad.
Promover la innovación educativa: Estar abiertos a adoptar nuevas metodologías de enseñanza, tecnologías educativas y enfoques pedagógicos que puedan mejorar la calidad de la educación y adaptarse a las necesidades y expectativas de los estudiantes.
Estas acciones podrían ayudar a transformar la gestión tradicional en la universidad, promoviendo una mayor participación estudiantil, una comunicación más efectiva y una toma de decisiones más inclusiva, lo que a su vez puede generar mas participación