Una de las barreras que más me incomodan es salir de mi zona de confort. Esto ocurre cuando me enfrento a situaciones nuevas o desafíos que requieren resolver un problema sí o sí, sin opción de postergarlo. Aunque sé que es necesario para crecer, al principio me genera incomodidad y ansiedad.
La segunda barrera es la presión de tener que encontrar soluciones rápidamente. Cuando hay urgencia o expectativas altas, me siento presionado y eso puede afectar mi enfoque y claridad para resolver el problema con calma.