Situación vivida
Durante el inicio de mis estudios en una carrera técnica, me encontraba simultáneamente cumpliendo funciones laborales y planificando metas a mediano y largo plazo con mi familia. Esta triple demanda —académica, profesional y familiar— generó un notable incremento en mis niveles de estrés, evidenciado tanto a nivel cognitivo como fisiológico. Las exigencias académicas semanales, principalmente la entrega oportuna de trabajos, provocaban una sobrecarga mental que se tradujo en sintomatología física, como dolores corporales intensos y persistentes. Esta situación impactó directamente en mis tiempos de respuesta y eficiencia en el ámbito educativo, reduciendo mi capacidad de concentración y dificultando la organización efectiva de mis actividades.
Factores que me mantuvieron en la zona de estrés y cómo logré superarla
Lo que me mantuvo atrapado en la denominada zona de estrés fue la confluencia de múltiples responsabilidades sin una adecuada gestión del tiempo, sumado a una autoexigencia elevada y la percepción constante de no cumplir con los estándares esperados en cada ámbito de mi vida. El sentimiento de insuficiencia y la falta de momentos de recuperación emocional profundizaron el estado de tensión sostenida. Sin embargo, logré salir de esta zona al implementar estrategias de autorregulación emocional, establecer rutinas de organización priorizada y aplicar técnicas de gestión del tiempo como la planificación semanal y el uso de agendas digitales. Además, aprendí a delegar responsabilidades y a comunicar mis límites de manera asertiva, lo cual me permitió recuperar el equilibrio entre mis obligaciones académicas, laborales y personales.
Saludos, atte.
Ramón Álvarez Muñoz