Hace algún tiempo, tuve que realizar una presentación importante en el trabajo. A pesar de haberme preparado bien, cuando llegó el momento de hablar frente al equipo, me sentí abrumado por el nerviosismo. Olvidé algunos puntos clave, tartamudeé en algunas partes y la sensación de estrés fue evidente.
Razones por las que me quedé atrapado en la zona de estrés:
Falta de preparación emocional: Aunque conocía el contenido, no me había preparado emocionalmente para enfrentar el nerviosismo y la presión de la situación.
Miedo al juicio de los demás: Estaba preocupado por la opinión de mis colegas, lo cual aumentó mi ansiedad y contribuyó a quedarme atrapado en la zona de estrés.
Enfoque en la perfección: Tenía expectativas poco realistas sobre cómo debería ser mi desempeño, lo que me hizo temer cometer errores en lugar de centrarme en la oportunidad de aprender y mejorar.
Actitudes para superar la zona de estrés en el futuro:
Preparación emocional:
Antes de la próxima presentación, practicaré técnicas de relajación y visualización para controlar la ansiedad. Reconoceré y aceptaré que es normal sentir nervios antes de una presentación, transformando esa energía en motivación positiva. Enfocarme en el aprendizaje y crecimiento:
Cambiaré mi perspectiva, viendo cada experiencia como una oportunidad para aprender en lugar de temer el juicio de los demás. Aceptaré que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y no una señal de fracaso. Establecer expectativas realistas:
Ajustaré mis expectativas, comprendiendo que la perfección no es alcanzable y que el objetivo principal es mejorar con cada presentación. Valoraré el proceso de aprendizaje en sí mismo, reconociendo que incluso los errores contribuyen a mi desarrollo profesional.