Recuerdo una situación de aprendizaje en la que tuve dificultades para salir de la zona de estrés. Fue cuando estaba aprendiendo a tocar el violín. A medida que avanzaba en las clases, la dificultad iba aumentando y me sentía cada vez más presionada para mejorar mi técnica. En un momento, me encontré en una situación en la que cometí errores y no podía avanzar, lo que me dejó en un estado de estrés y frustración.
Para no cometer los mismos errores y pasar rápidamente a la zona de aprendizaje en situaciones similares en el futuro, pensé tres actitudes diferentes que puedo tomar:
1) Reconocer y aceptar mis errores: En lugar de frustrarme y entrar en pánico cuando cometo errores, puedo tomar una actitud más relajada y aceptar que los errores son parte del proceso de aprendizaje. De esta manera, puedo aprender de mis errores y seguir adelante.
2) Pedir ayuda: En lugar de tratar de resolver todo por mi cuenta, puedo buscar ayuda de mis profesores, compañeros de clase o cualquier otra persona que pueda darme consejos útiles. Esto me permitiría superar mis dificultades de manera más eficiente y efectiva.
3) Dividir la tarea en partes más pequeñas: En lugar de intentar abordar una tarea compleja en su totalidad, puedo dividirla en partes más pequeñas y manejables. Esto me permitiría enfocarme en una parte de la tarea a la vez, lo que puede ser menos abrumador y menos estresante. Al completar cada parte, ganaría confianza y motivación para seguir avanzando en la tarea.
