Salir de un estado de rigidez mental, condicionado por imponer límites a la inteligencia y sobre todo, instalar una idea de que nuestras capacidades son limitadas es construir nuestro propio enemigo. Una forma de romper este círculo vicioso podría ser la motivación y la apertura a desafíos en los cuales veamos que nada puede perderse. Ser práctico en que solo implican una inversión de tiempo en romper un esquema. Si nuestra mente tiene una orientación matemática o humanista, o artística, es algo que aprendemos a admitir sin cuestionarlo demasiado, pero podemos explorar aquello que a priori, pensamos que no se nos da de modo natural. En el pero de los casos, adquiriremos un conocimiento panorámico de un tema antes desconocido y resistido por nosotros mismos, en el mejor de los casos una grata sorpresa a la hora de explorar nuevos horizontes.