En esta clase aprendí sobre la retroalimentación en el contexto de la metodología ágil. Entendí que el feedback es fundamental porque nos permite saber qué piensa el cliente sobre las entregas parciales del proyecto, y eso nos da la posibilidad de hacer mejoras mucho antes de que sea demasiado tarde.
Vimos un ejemplo con la construcción de un departamento: si ya hay una versión mínima donde se puede vivir, aunque sea básica, el cliente puede empezar a usarla y darnos comentarios reales, como darse cuenta de que hace frío y hace falta un calentador. Ese tipo de observaciones no se podrían detectar tan rápido en un modelo tradicional como Waterfall, donde todo se entrega al final.
También aprendí que gracias al feedback podemos hacer ajustes inmediatos, priorizar nuevas tareas y adaptarnos a lo que realmente necesita el cliente. Lo más importante es tener claro que las prioridades pueden cambiar, y que tenemos que estar abiertos a eso. Cada entrega es una oportunidad para aprender y mejorar, y eso hace que el flujo de trabajo sea mucho más ágil y eficiente.
