El cerebro desempeña un papel crucial en el proceso de aprendizaje, siendo fundamental comprender las diferencias entre un mindset fijo y un mindset de crecimiento. Mientras que el primero ve las habilidades como estáticas, el segundo las percibe como algo maleable que se puede desarrollar con esfuerzo.
El modelo enfocado y difuso destaca dos modos de pensamiento: uno centrado en la concentración intensa y otro más relajado, respectivamente. Ambos son esenciales para el aprendizaje efectivo.
Los momentos de ocio son importantes, ya que permiten al cerebro procesar información de manera subconsciente, consolidando el aprendizaje. La diversidad de formatos de aprendizaje, teniendo en cuenta la pirámide de Willian Glasser y la curva del olvido de Ebbinghaus, subraya la necesidad de adaptarse a estilos y tiempos diferentes.
Evita el "cramming" o estudio intensivo de último minuto, y opta por la práctica distribuida, que implica espaciar el aprendizaje a lo largo del tiempo. Esto refuerza la retención y comprensión a largo plazo.