Mi zona de confort es todo aquello que me resulta conocido, pero que al mismo tiempo es inalterable. Sé todo su contenido y no me proporciona conocimiento ni aprendizaje. El primer paso para salir de esa zona es el más difícil, pero una vez que me animo, con pequeños pasos descubro un nuevo horizonte. Probar cosas nuevas, aunque sean mínimas, me ayuda a expandirme. Rodearme de gente que me inspire y me empuje a más también es clave.