Sí, recuerdo que cuando empecé a incorporar el hábito de levantarme más temprano (aunque sea media hora antes), noté muchos beneficios más allá del tiempo ganado: sentía menos apuro por las mañanas, podía desayunar tranquila, y empezaba el día con más claridad mental. Ese pequeño cambio también me permitió organizarme mejor durante el día y reducir la ansiedad de sentir que "no me alcanzaba el tiempo".
A veces no nos damos cuenta de cuánto influye un hábito hasta que empezamos a ver cómo mejora otras áreas de la vida.