La estrategia de Luisa me hizo reflexionar sobre cómo diseñar recompensas significativas que refuercen mis nuevos hábitos. Por ejemplo, al completar mis tareas académicas semanales, mi recompensa es una tarde de senderismo (¡combina deporte y relax!). También descubrí que las recompensas sociales, como cenar con amigos tras terminar un proyecto, son poderosas porque integran conexión humana. La clave está en elegir premios que no saboteen el hábito (ej.: si mi meta es dormir temprano, evitar recompensarme con series hasta la madrugada).