Al terminar algo que me ha costado esfuerzo y me ha generado frustración o desánimo, la única recompensa que busco es confirmar que pude superar el desafío, pero siempre sin perder de vista el próximo reto.
Creo que es importante celebrar tanto los logros pequeños como los grandes, pero sin vanagloriarse demasiado, ya que eso se convierte en egolatría