Expectativas poco realistas: Pensar que iba a aprender rápidamente o que no cometería errores. El perfeccionismo y la autoexigencia lo mantuvieron bajo presión. Falta de confianza: Creer que no era capaz de comprender la materia o que nunca lo lograría. Falta de estructura o planificación: Sin un enfoque claro o un plan de estudios gradual, se sintió desbordado/a por la información y las tareas.
3 actitudes:
-Cambiar la mentalidad para ver los errores como oportunidades de aprendizaje. Al entender que no es necesario hacerlo todo perfectamente desde el principio, puedes reducir la presión y avanzar con más confianza.
-Dividir el proceso en tareas más pequeñas y alcanzables. En lugar de intentar entender todo de una vez, enfocarse en resolver un problema específico o aprender un concepto concreto a la vez puede reducir la ansiedad.
-Ser amable contigo mismo/a. En lugar de juzgarte por no entender algo de inmediato, trata de ser paciente. Aceptar que la frustración es normal y que el aprendizaje es un viaje, no una carrera, ayuda a aliviar la tensión y permite avanzar con mayor claridad.