El relato muestra que tener ideas no es cuestión de estar siempre ocupados, sino de permitir que el cerebro respire, que el entorno nos inspire. La productividad no siempre se trata de hacer más, sino de hacer con más conciencia.
¿Y tú? ¿Has vivido algún momento Eureka después de cambiar el foco de atención? Si quieres, puedo ayudarte a estructurar un artículo para tu propio blog sobre este tema — lo podríamos llamar "Cultivar ideas sin forzarlas" o "El descanso como cuna de la creatividad". ¿Te gustaría?