Antes, las habilidades que se consideraban esenciales incluían saber utilizar motores de búsqueda, manejar con soltura la paquetería de Office, comunicarse de forma asertiva y tener conocimientos básicos de lógica de programación. Aunque muchas de estas competencias siguen siendo importantes, hoy en día han tomado mayor protagonismo otras capacidades que antes no se consideraban prioritarias.
Hace cinco años, por ejemplo, dominar únicamente herramientas como Word o Excel era fundamental en casi cualquier empleo. Sin embargo, ahora eso ya no es suficiente. Actualmente, lo que realmente está cambiando es la necesidad de adaptarse al avance acelerado de la inteligencia artificial. Tengo que aprender no solo a usarla, sino también a comprender cómo funciona, lo cual implica entender problemas matemáticos complejos y los fundamentos detrás de modelos de machine learning y deep learning.
Además, considero que los puntos clave de estudio en la actualidad deben enfocarse en áreas como la ciberseguridad —cada vez más crucial en las empresas—, el desarrollo ético y técnico de inteligencia artificial, la implementación de buenas prácticas con modelos de lenguaje (LLMs), y el dominio de servicios en la nube para administrar datos y servidores de forma eficiente.
Me doy cuenta de que ya no basta con ser usuario de la tecnología; ahora, debo convertirme en alguien que la entiende, la adapta y la mejora.
