A lo largo de mi trayectoria profesional en el ámbito del marketing, he observado cómo el papel del diseño gráfico ha ido perdiendo relevancia como método principal de creación para las campañas publicitarias. En épocas anteriores, el dominio de las suites de Adobe era fundamental para la elaboración de piezas gráficas, ya que permitía la creación de elementos visuales de alta calidad mediante un trabajo meticuloso de capas y ajustes. No obstante, en la actualidad, con el advenimiento de la primera fase de desarrollo de la inteligencia artificial (IA), hemos sido testigos de una transformación significativa en los procesos creativos. Herramientas impulsadas por IA permiten la generación automatizada de imágenes, videos, textos y audios, sin la necesidad de intervención directa de un diseñador para realizar tareas manuales y repetitivas.
Es importante aclarar que este fenómeno no implica la obsolescencia de la función del diseñador gráfico, sino que, por el contrario, creo que en el futuro del marketing, será fundamental contar con profesionales capaces de integrar y dominar las herramientas disponibles a través de la inteligencia artificial. La habilidad para gestionar y optimizar estas nuevas tecnologías será crucial para el desarrollo de estrategias creativas más eficientes y adaptadas a las demandas del mercado.