Hace cinco años, la habilidad de escribir a máquina o mecanografía rápida era fundamental en muchos entornos laborales y educativos, especialmente en roles administrativos, redacción o ingreso de datos. Sin embargo, con los avances tecnológicos y el auge de herramientas de reconocimiento de voz, como asistentes virtuales (e.g., Siri, Alexa) y software de transcripción automatizada (e.g., Otter.ai, Google Voice Typing), esta habilidad ha perdido relevancia para muchos usuarios. Hoy en día, las personas pueden dictar directamente sus ideas, escribir notas o redactar correos electrónicos sin necesidad de teclear rápidamente, lo que ahorra tiempo y mejora la accesibilidad. Además, las aplicaciones que completan frases o sugieren palabras, como las funciones predictivas de inteligencia artificial (e.g., ChatGPT), han reducido aún más la necesidad de dominar esta destreza. Aunque la mecanografía sigue siendo útil, ya no se considera una habilidad esencial en un mundo donde la tecnología ha simplificado muchas de sus funciones básicas.