Como abogado, una habilidad que era más relevante hace 5 años y que ha perdido importancia debido a los avances tecnológicos, es la capacidad de realizar una búsqueda exhaustiva en bibliotecas físicas o manejar bases de datos legales de forma manual.
Antes, el acceso a jurisprudencia, doctrina y normativa requería contar con una biblioteca propia y/o realizar consultas presenciales en bibliotecas jurídicas. Hoy contamos con herramientas digitales como Westlaw o LexisNexis y sistemas de inteligencia artificial que permiten realizar búsquedas rápidas y precisas.
Estas tecnologías han reducido significativamente la necesidad de habilidades técnicas específicas para acceder y clasificar información legal, poniendo mayor énfasis en la capacidad de análisis crítico para interpretar y contextualizar la información que se encuentra fácilmente disponible.