Antes: Hace unos años, dominar herramientas como Microsoft Office (Word, Excel, PowerPoint) era una habilidad básica e indispensable para casi cualquier rol profesional. Estas herramientas eran la base para la gestión de datos, la comunicación y la creación de informes en empresas e instituciones. La capacidad de utilizarlas bien marcaba la diferencia en la productividad individual.
Ahora: Aunque estas herramientas siguen siendo útiles, han dejado de ser un diferenciador clave. ¿Por qué? Porque han evolucionado hacia interfaces más automatizadas y accesibles, además de que muchos procesos que antes requerían habilidades manuales ahora se realizan con ayuda de plantillas, macros preconfiguradas o incluso directamente en plataformas colaborativas como Google Workspace