Hace cinco años, el entorno laboral era más tradicional: la mayoría de las personas dependían de computadoras de escritorio y portátiles para su trabajo, tanto en el ámbito profesional como personal. Era esencial tener un conocimiento detallado de estas herramientas, y el uso de memorias USB o discos duros externos era común para almacenar y transportar información. Además, la mayoría del trabajo se realizaba de manera presencial.
Hoy en día, la automatización y el auge de herramientas como la inteligencia artificial han simplificado muchas tareas, eliminando la necesidad de un conocimiento técnico profundo para resolver problemas cotidianos. Al mismo tiempo, el uso de dispositivos móviles ha crecido enormemente, y ahora es posible trabajar no solo desde una computadora de escritorio, sino también desde un celular, una tableta, o incluso desde dispositivos mucho más pequeños.
Además, la tecnología ha facilitado el almacenamiento de grandes cantidades de documentos y archivos en la nube, eliminando la necesidad de transportar medios físicos como CDs o USBs. Finalmente, la virtualidad ha mejorado significativamente la calidad de vida de las personas, permitiendo una mayor flexibilidad y accesibilidad en el trabajo y en la vida diaria.