Una habilidad que era fundamental hace 5 años pero que ha perdido relevancia en la actualidad es la capacidad de mecanografiar rápidamente en un teclado físico. Aunque sigue siendo útil, la proliferación de tecnologías de voz a texto y la mejora de la inteligencia artificial en el reconocimiento de voz han reducido la dependencia de la mecanografía. Ahora, muchos dispositivos y aplicaciones permiten a los usuarios dictar sus mensajes, correos electrónicos y documentos, lo que ha cambiado la forma en que interactuamos con la tecnología. Además, las interfaces de usuario y los sistemas operativos se han vuelto más intuitivos y accesibles, permitiendo formas más diversas de interacción que no dependen exclusivamente de la velocidad de mecanografía.