Creo que principalmente, muchas de las habilidades "técnicas" que eran importantes en un trabajo de oficina, son las que paulatinamente han pasado a ser obsoletas, o se han visto modificadas gracias a la tecnología. Hace años era importante que alguien que trabajara en una oficina pudiera tener conocimientos de taquigrafía o mecanografía para poder elaborar un documento, tomar nota de un dictado, hacer registros en una base de datos, o manejar una agenda. Actualmente todas esas actividades primero pudieron realizarse a través de una computadora, y actualmente se ejecutan fácilmente con una tablet o un teléfono celular. En las redes sociales existen muchos pequeños tutoriales con "trucos" o procedimientos realmente sencillos para realizar bases de datos, presentaciones, tablas dinámicas, gráficas, videos interactivos, etc.
Considero que actualmente no solo se necesita saber cómo funciona la tecnología, sino estar familiarizado con ella de tal forma que podamos seguir el ritmo en que todo se va actualizando. Las nuevas habilidades se basan en la capacidad de seguir aprendiendo.
Yo trabajo para un banco, donde mi primer actividad es hacer contacto con los asesores de ventas en las agencias automotrices, en segundo lugar me encargo de perfilar correctamente a los clientes que están interesados en adquirir un crédito de auto y capturo la información en una plataforma de evaluación. Y por último, debo encargarme de agendar la cita donde el cliente se presenta en sucursal para firmar su contrato.
He notado que para las agencias, para los asesores de ventas y para los clientes, lo más importante a veces no es la oferta comercial que se les presenta, sino la velocidad con la que se les da una respuesta sobre su evaluación como candidatos a un crédito. En algunas ocasiones no es necesario que yo conozca de memoria la Oferta Comercial y todos sus beneficios, sino que sepa exactamente dónde buscar esa información, cómo realizar una cotización en el menor tiempo posible, poder "calificar" a un cliente al momento en que recibo la información necesaria, o incluso tener la habilidad para negociar con el cliente o el vendedor cuando sea necesario. Entre más rápida sea mi respuesta, mejor es mi reputación entre los vendedores, y eso se refleja en un aumento en el número de operaciones que se concretan al mes, es decir, mi producción y rentabilidad para el banco.