La lógica de programación consiste en descomponer un problema en una secuencia ordenada de pasos que permitan llegar a una solución efectiva. Este proceso implica identificar el objetivo, analizar el problema y establecer una serie de instrucciones precisas que puedan ejecutarse sin ambigüedades.
Un ejemplo cotidiano sería la preparación de un sándwich. Si definimos el objetivo como “tener un sándwich listo”, debemos planificar los pasos: colocar el pan, agregar la mayonesa, poner la lechuga, añadir la mortadela, y cerrar con la otra rebanada de pan. Cada acción es parte de un algoritmo, es decir, una serie de instrucciones lógicas para lograr un resultado.
En programación, la idea es la misma: pensar en términos de secuencias y decisiones, de manera que el código sea capaz de resolver un problema tal como una persona seguiría una receta bien definida.