Después de leer el texto sobre la lógica de programación, me quedo con una idea muy clara: programar no se trata solo de escribir líneas de código, sino de aprender a pensar de manera estructurada.
Me llamó la atención cómo se compara el proceso de programar con actividades cotidianas, como hacer un sándwich o ponerse los zapatos. En ambos casos, seguimos una serie de pasos lógicos para llegar a un resultado, aunque no siempre lo notamos conscientemente. Justo eso es la lógica de programación: ordenar nuestras ideas para resolver problemas, paso a paso, con claridad.
Comprender esto me hace ver que aprender lógica no es solo útil para programar, sino también para desarrollar una forma más clara y eficaz de pensar. Nos ayuda a analizar problemas, dividirlos en partes más pequeñas y encontrar soluciones más organizadas. Además, es una habilidad base para todo lo que viene después: sitios web, apps, IA, videojuegos… todo empieza con una buena lógica.
Creo que, aunque al inicio pueda parecer abstracta, la lógica es como una herramienta mental que nos entrena para pensar como piensa un programa, con instrucciones claras y decisiones bien fundamentadas. Y eso, sin duda, es una habilidad valiosa en cualquier ámbito, no solo en tecnología.