En los últimos años, la demanda de habilidades de programación altamente especializadas ha disminuido a medida que avanzan herramientas y plataformas que simplifican el desarrollo de software. La importancia de habilidades más amplias, como la resolución de problemas, la colaboración y la adaptabilidad a nuevas tecnologías, ha aumentado. Las habilidades blandas, como la comunicación efectiva, son cada vez más cruciales en un entorno laboral dinámico. La automatización de tareas de codificación básicas también ha influido en este cambio, permitiendo a los profesionales enfocarse en tareas más complejas y estratégicas.