Desde la adolescencia el sueño se volvió para mí un problema, me costaba mucho mantenerme en vigilia. Tenía dudas de cuánto debía dormir, porque a pesar de dormir 8 hrs. no descansaba. Me volví adicto al café, sorteaba el sueño diurno, pero no la ansiedad y los bajones de cafeína. Luego de ensayo y error, medir ciclos de Krebs, cuidar los ciclos circadianos y hasta las horas en que puedo beber café, descubro de adulto que con 9 horas de sueño me siento descansado. A veces por el trabajo no duermo esas 9 horas, pero entre más lo puedo hacer, de manera efectiva y cuidada, me siento con energía y hasta de buenas.