Si me preguntan por las dos cosas que más me sacan de quicio, esas barreras que no soporto, diría que son la información a medias o enredada y la terquedad a cambiar algo que claramente se puede mejorar. Ambas me frenan y me hacen sentir que estamos perdiendo el tiempo o yendo a ciegas.
La información a medias o enredada aparece cuando intento arrancar algo nuevo o entender un problema. Es esa situación donde te dan datos por pedazos, o peor, se contradicen, y terminas adivinando o gastando una energía brutal solo para entender de qué va la cosa. Es como querer armar un rompecabezas sin la imagen de referencia y con piezas que no encajan. Me molesta un montón porque yo valoro la claridad y que las cosas sean directas; si la base es confusa, todo lo que construyas encima va a ser un lío.
Y la otra, la que me revuelve el estómago, es la resistencia a mover el trasero y cambiar algo para bien. Me pasa cuando uno ya pensó, analizó y hasta probó una forma más simple, ordenada y eficiente de hacer algo, pero la gente se aferra a lo viejo solo "porque siempre se ha hecho así". Es como ver una solución clarísima para un problema y que te digan "no, gracias, preferimos seguir complicándonos". Me frustra porque mi esencia es precisamente encontrar esas mejoras útiles, y que una buena idea se quede en el aire por simple inercia o miedo al cambio, es ver una oportunidad de avanzar que se esfuma.