La teoría de Glasser indica que nuestros sentidos afectan nuestro aprendizaje, y su pirámide muestra que lo que más influye en nuestro aprendizaje es la base, que se compone de las preguntas ¿por qué? y ¿para qué?. Esto significa que durante la infancia, estas preguntas son las que más motivan a los niños y tienen el mayor impacto en su aprendizaje.